sábado, 24 de julio de 2010

Las armas que guardé en mi tienda.


Cada vez que me siento solo ella me habla, cada vez que siento caer, ella me levanta, cada vez que me siento débil, ella me fortalece y cada vez que siento que no valgo nada, ella me dice que tengo el valor suficiente para alcanzar todo lo que me proponga. Esa imagen tiene algo especial, no puedo dejar de mirarla una y otra vez, cada persona que ahí figura es un motivo por el cual tengo que seguir luchando.

El lugar físico, es la nación del Perú, en la localidad de Trujillo hacia la pre cordillera, Después de muchos días de trabajo en la obra de Dios, visitando, orando en hogares, visitando gentes con problemas graves; la exhortación de la palabra y la doctrina del Nombre de Jesús daba sus primeros frutos, nos dirigíamos al rio cercano del pueblo de Otuzco, para bautizar a 3 personas que habían vivido sus vidas enteras en la tradición, ahora aceptarían el Nombre de JESUS.

Esta imagen refleja, victoria, refleja alegría, alegría que fue fruto del sacrificio, de las luchas nocturnas, de tormentas de caracteres, Dios mostraba su poder tal como lo hacía en los tiempos antiguos con su pueblo. No es una simple imagen, Es la inmortalización de una victoria.

Un gran Detalle;

1Sa 17:51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.

1Sa 17:52 Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.

1Sa 17:53 Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento.

1Sa 17:54 Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda.

Nadie se fijo del detalle, nadie pregunto ni busco explicación, sin embargo David tomo sus armas y las guardó en su tienda, claro que si, por supuesto que no era el momento de preocuparse de eso, era el momento de celebrar, era el momento de gritar, era el momento de cantar victoria, Sin embargo hay algo que nos olvidamos al momento de celebrar las victorias, y es de todo el sacrificio realizado para llegar a la victoria, cuando todos celebran la victoria, cuando todos gritaban por David, cuando todos vitoreaban su nombre, David recordó sus victorias personales, “, pero las armas de él las puso en su tienda.”

Mostró al pueblo la cabeza del gigante, pero no mostró sus armas, Hay cosas que jamás nunca nadie va a saber, cosas que has hecho en la intimidad, victorias que has ganado en el secreto, y esas victorias no las puede celebrar nadie más que tu, cuantas veces nos hemos sentido menospreciados, olvidados o destruidos, sin embargo son esas victorias personales las que nos permiten levantarnos, son esas victorias en el secreto las que nos permiten levantar nuestras alas.

No es cualquier imagen, Son las armas que guarde en mi tienda.

1Sa 21:9 Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela,(C) está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela.

Cuando David estaba siendo perseguido, cuando ya no era el centro de atracción, por el contrario era el más buscado de la nación, en su peor circunstancia, no tomó cualquier arma, sino que tomó la que le había dado la vitoria. Amigos no se trata de vivir de recuerdos, pero si es cierto que muchas veces nos hace falta mirar hacia atrás y analizar qué era lo que nos hacia tan fuerte, que era lo que nos hacia estar tan cerca de Dios, cosas que hemos perdido, cosas que ya no hacemos,
En los peores momentos, son nuestras victorias personales pasadas las que nos ayudaran a vencer en el presente, tomando las armas que guardaste y que un día te hicieron vencedor.

Vuelve a mirar la imagen inmortalizada de tu victoria, es más que un recuerdo, son las armas que guardaste en tu tienda.

Bendiciones.